EL POETA HUEHUETECO
WERNER LOPEZ CARRILLO:
Y SU LIBRO
EL VIAJE A DILUNIA.
LA HUELLA INDELEBLE DE UN POETA
En el vericueto de sus verdades WERNER LOPEZ, sabe dilucidar la
angustia existencial que zarandea las sombras caminantes de sus actos en
dirección a plenilunios contemplados en el sopor de las horas abstractas.
Debo decir que venteo la frescura de sus versos, trocados en tiempos
infinitos en más de algún infalible sentimiento.
La sinfonía de sus palabras debe aplacar el desenlace de sus manos para
hilvanar sus cantos nocturnos y trascender las llamaradas de sus nebulosos adioses,
más allá de lo primario de sus genes. Así, el éxtasis de su sangre, puede más
que sus conjuros y risas para entrar y salir de los espejos con una elocuente y
tal vez fervorosa plenitud del nacimiento conjugado, por el ser venidero y
soñado.
Su huella indeleble, en este instante, es ya una sola e impredecible,
rotando con fervor y gallardía, con luz propia y risueña, como tenue,
vigorosa y mágica a la vez.
Este poeta tiene el don de la palabra y nos remece y descubre, con la misma maravilla del sigilo y
la sombra de las manos que cultivan la palabra. Sus actos son de fe. Comulgada
en noches distintas, girantes, insondables, donde el fulgor puede menos que sus
mismos latidos, aun en las regresiones del torrente sanguíneo, exasperado por
sus signos de ludoniado origen.
Son los suyos, versos de abatible como tangible pureza, surgidos de
armoniosos como oníricos desvelos y revuelos de trasluciente fulgor. Sus cantos
transpirados asoman, como el vino añejo de las cosas trascendentes, únicas,
creadas con fervor, tanto en EL VIAJE A
DILUNIA como en otros logrados de su
puño y letra.
Hay tanto belleza, como trascendencia, en sus cantos.
Sus ideas son precisas y elocuentes, aunque en ello se desglosen azules
pensamientos y trasciendan a lo sumo, como suegeneris recursos de inusitado
vuelo y transparencias.
Siendo un ser que proclama sus luces y sus sombras ha llegado a la
cúspide del éxito personal, en cuya sonoridad encalla su resonancia.
No habrá dilunias ni dilunios esperando la llegada, sencilla y claramente
porque no habría vuelta de hoja en sus floridos y tal vez genuinos espacios en
los matices efímeros de sombras recordando sus jardines como claros cielos.
Quizá por eso, la huella indeleble de su palabra demarque señales promisorias en sus ideas y creaciones
trascendentes, al margen del olvido.
HUEHUETENANGO, diciembre de 2014
Francisco Sosa Ruiz
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